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Preocupa la frágil Economía Mundial

El FMI advirtió sobre riesgos latentes que podrían empeorar severamente la maltrecha economía mundial.

El FMI considera que hay riesgos que pueden debilitar aun más la economía mundial. La materialización de cualquiera de ellos podría incrementar la probabilidad de que ocurrieran otros sucesos desfavorables. El escaso margen de maniobra que las políticas de los países desarrollados (PD) y países en desarrollo (PED) parecen tener frente a los shocks negativos está exacerbando las inquietudes en torno a estos potenciales escenarios desfavorables. A corto plazo, los principales riesgos giran en torno a:

  •  Riesgos para la estabilidad financiera generados en los PED: Tras seis años de crecimiento económico decreciente y una disminución de las entradas de capital, los PED son cada vez más vulnerables a cambios en la dirección de los mercados. Las importantes devaluaciones de la moneda ocurridas en los últimos dos años han erosionado los márgenes financieros de las empresas que tienen una elevada deuda denominada en dólares pero, a la vez, limitados ingresos en dólares. Los amortiguadores fiscales también se han desgastado: los coeficientes deuda pública/PIB de la mayoría de los PED se encuentran notablemente por encima de los niveles de 2007. La acumulación de reservas internacionales, que en su momento fue rápida, se ha transformado en una pérdida de reservas en varias economías.

Si el repliegue de los flujos de capital se acentúa, las condiciones financieras podrían deteriorarse en estos países y redoblar la presión a la baja a la que se encuentran sometidas sus monedas, produciendo efectos desfavorables en las empresas y dificultades de financiamiento.

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  • Impacto de un posible empeoramiento en los mercados financieros y bursátiles: Los mercados de acciones sufrieron grandes pérdidas a nivel mundial a fines de 2015 y comienzos de 2016. Los mercados han repuntado desde marzo. No obstante, los índices bursátiles continúan muy por debajo de los máximos registrados a mitad de 2015 y son inestables. Un empeoramiento tendrá efectos negativos sobre la riqueza, el consumo y el crecimiento.

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  • Consecuencias de la transición económica de China: El cambio de modelo de crecimiento es inevitablemente complejo. Las empresas chinas han perdido rentabilidad en los últimos años, a medida que el crecimiento se desaceleró. Esto, además, les dificulta hacer frente al servicio de las obligaciones de deuda, lo cual eleva el nivel de los préstamos bancarios en mora. Como la capacidad de crédito de los bancos es cada vez más limitada, las empresas están recurriendo a los mercados de capital.

La combinación de la fragilidad de los balances empresariales con un nivel elevado de préstamos en mora e ineficiencias en los mercados de capitales está creando riesgos para la estabilidad financiera.

Esto complica la tarea de las autoridades de lograr un reequilibramiento de la economía relativamente calmo con una reducción simultánea de las vulnerabilidades creadas por un apalancamiento excesivo. El limitado avance de las reformas clave y el recrudecimiento de los riesgos de los sectores empresarial y financiero han suscitado inquietudes en torno al crecimiento a mediano plazo y desatado turbulencias en los mercados financieros dentro y fuera del país.

  • Riesgo de mayor tensión en los países exportadores de petróleo: Las nuevas caídas de los precios del petróleo podrían obligar a los países que lo exportan a recortar aún más el gasto.

En un contexto de baja inflación, la posibilidad de que los precios del petróleo disminuyan aún más plantea el riesgo de deflación y aumento de las tasas de interés reales.

  • Expansión monetaria y tasas de interés negativas en los PD: Pareciera que ya no alcanza para estimular la economía: en los últimos años los bancos centrales de Estados Unidos, la UE y Japón expandieron fuertemente la emisión de dinero y redujeron o mantuvieron las tasas de interés en niveles nunca antes registrados, llegando en algunos países de Europa y en Japón a contar con tasas negativas para los depositantes; la tasa de interés de corto plazo promedio de los PD es 0,36%. Pero la demanda de consumo e inversión no reacciona como pensaban y el ahorro sigue superando a la inversión. Muchos están planteando rediscutir los efectos de esta política monetaria y sumar otros tipos de políticas, como la expansión fiscal. Muchas de las ideas que se tenían sobre el impacto positivo de la política monetaria y fiscal sobre la recuperación no se están cumpliendo en la realidad, por eso es que se suma a la lista de riesgos. Otros plantean que se debe combinar la política de expansión de la demanda agregada con reformas por el lado de la oferta, pero esto es para el largo plazo.

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  • Posibles demoras en la normalización de las condiciones de las economías en recesión: Las economías de Brasil y Rusia, que juntas generan alrededor de 6% del PIB en Paridad de Poder Adquisitivo (PPA) vienen sufriendo una contracción desde 2014. Si bien es espera que se vayan recuperando, la incertidumbre sigue siendo elevada y puede impactar al conjunto de la economía.
  • Tensiones y conflictos geopolíticos: La incidencia de conflictos armados y actos de terrorismo ha aumentado en los últimos años. La situación que están atravesando partes de África y Oriente Medio podría hacer recrudecer las tensiones nacionales e internacionales y provocar nuevos trastornos en el comercio, el turismo y los flujos financieros. En Europa, la escalada de refugiados está poniendo duramente a prueba la capacidad de absorción de los mercados de trabajo de la UE, así como sus sistemas políticos, atizando el escepticismo en torno a la integración económica y la gobernanza de la UE.
  • Estancamiento secular y disminución del producto potencial: En la UE y Japón el riesgo de una demanda interna muy débil y de un mayor debilitamiento del producto potencial continúa suscitando inquietud. Además, el abaratamiento del petróleo y de otras materias primas plantea un riesgo de deflación en los PD. El impacto sobre los PED de estos fenomenos provocará una desaceleración de su crecimiento, y el desempleo, sobre todo en muchos países de la UE, no podrá reducirse.